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Personas distraídas.



Vivimos en una sociedad necesitada de distracciones. Necesitamos distraernos para soportar las tensiones existenciales que cada día nos muestra la realidad. Tan pronto pasamos de la angustiosa barbarie de Hamás en un episodio más del conflicto palestino-israelí, a la dulce barbarie que supone la noticia de ocho millones de desplazamientos en este puente del Pilar.

Cada barbarie tira de nosotros en direcciones contrarias. Por eso somos seres distraídos, parecidos a pájaros en jaulas cuyos barrotes de hierro reclaman de vez en cuando barrotes de goma que nos permitan descansar de la insoportable dureza de la realidad cotidiana.

Y así funcionamos, y así vivimos, con esta necesaria mezcla mágica de compensaciones. El periodista y escritor uruguayo Eduardo Galeano, en unas preciosas reflexiones recogidas en el Libro de los abrazos, dice que no pocas veces “siente mucho miedo de que se nos pueda caer la vida en alguna distracción”. Espero que no. 

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Tiempos Carmesíes

Vivimos en tiempos color carmesí.   El color carmesí manifiesta una complicidad con tintes entre lo atractivo y lo adictivo. Es resultón, pero, como todo lo resultón, le define más su apariencia que su hondura. No es rojo ni tampoco morado, y hay quien dice que le matiza un leve matiz naranja mínimamente corregido por un verdoso azulado. Y es que el color carmesí es potencialmente camaleónico. Recuerdo la novela  El Manuscrito carmesí  de Antonio Gala, de enorme belleza literaria.Carmesí era Boabdil, su protagonista, el último sultán de Granada, de camaleónica actitud; en él habitaba la  firme tradición y la frágil decisión; era luminoso y oscuro; rey culto, pero gobernador desastroso; de lírica actitud, pero con sonadas derrotas.  Un verdadero campo de contradicción que de sí mismo decía:  "todos fuimos alguna vez más dignos. Pero toda música cesa. Hasta en nuestro recuerdo toda música cesa" . Y no puedo dejar de comparar aquella leyenda ...

Dis-pensare

Mi abuelo, a la de spensa , le llamaba di spensa . Y ¡claro!, nos reíamos. Pero no iba tan desencaminado ahora que pienso . La Iglesia de Albacete hoy ha dispensado de la obligación de asistir a misa dado que el precepto católico de hoy, al trabajar (los que no estén de vacaciones), tendrán dificultad para implementarlo. Dispensar es algo así como   des-pecadizar a quienes hoy no asistan a un oficio religioso. Ciertamente es gratamente memorable la actitud episcopal. En cualquier caso yo utilizaría otra palabra en vez de " dispensar ". Suena tan mal! Etimológicamente se asocia tal palabra al significado de "algo que pesa". Dispensar seria "quitar el peso". ¿Quién dijo que la asistencia a la Eucaristía es un "peso" y una "carga" de la cual alguien me libera?. Ay dios! Este lenguaje cruel que tenemos! © Fco. Jesús Genestal Roche

Temis contra Némesis

En la mitología griega Temis es la diosa de la justicia divina, digamos que mas o menos imparcial. Némesis sin embargo es la diosa de la venganza, portadora de una justicia que hace beber al ofensor de la propia medicina. Muchas veces le he dicho a mi amigo Raul, que ansía un determinado puesto en una institución religiosa, que sólo estará preparado para ocuparlo cuando, en el supuesto de llegar a él, tenga capacidad para actuar con justicia y no con venganza con lo que allí encuentre y con los que allí se encuentre. Tengo últimamente la triste convicción de que en algunas instituciones religiosas, Némesis campa a sus anchas, y Temis, la pobre, se ha quedado con su balanza y sus ojos cegados, deambulando en sus pensamientos. © Fco. Jesús Genestal Roche.