Últimamente se ha puesto de moda en nuestras sociedades plurales el concepto de geometría variable. Se trata de mirar hacia un lado o hacia otro, según convenga. Quienes la practican se encuentran a mitad de camino entre la estética del camaleón y la ética del leviatán. Sea como fuere, hay algo que caracteriza a los geómetras variables; en primer lugar su apestoso y saturante cinismo; en segundo lugar, la cara de imbécil que provoca en quienes contemplan su paso paciente al son de los vientos que corren. Digo yo que una cosa compensa la otra, porque, si bien, es malo ser cínico, no me digan que no ha de tener su encanto experimentar un orgásmico regusto cuando contemplan la quietud ojiplática del observador.
© Fco. Jesús Genestal Roche
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